Por qué buscar el brillo en el estanque como creyendo que sólo el rayo es la alegría si es en las lunas que te hallo y te rozo. Por qué pensar en el pasado, en el instante, si es ahora que te tengo, que casi luego me levanto y se repite nuevo el rito. Porque el verdor, el de la hierba, no es estable, cuando la hierba cierra los ojos y se hace lumbre y encamina este tallo hasta tu boca en que se siente el sabor, el que nos tuerce, imaginando la textura de esa noche.
Pronto reclama a la lluvia la espesura y recupera en los sentidos mi palabra, la que te sabe, te adivina, que me inventa y en la que sabes tú esconder nuestros secretos.
Pronto reclama a la lluvia la espesura y recupera en los sentidos mi palabra, la que te sabe, te adivina, que me inventa y en la que sabes tú esconder nuestros secretos.
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